Cuatro niños presenciaron el crimen de dos mujeres; la de 10 años defendió a su madre

Cuatro niños de tan solo 1, 2, 3 y 10 años edad fueron testigos del crimen que cometió Fernando Mesa Arancibia (41), cuando arremetió contra su esposa Florentina Cordero Ortega (36) y su hijastra Adelaida Candia Cordero (18) y con una picota les causó las heridas mortales.

La niña de 10 años intentó salvar a su madre y a su hermanastra al ver que su padre las golpeaba. Se lanzó encima de su mamá para abrazarla y evitar que reciba más golpes, por eso la niña quedó impregnada de sangre, e incluso uno de sus brazos fue afectado por el forcejeo en ese dramático momento.

La pequeña buscó ayuda desesperadamente y envió mensajes de audio por WhatsApp a uno de los vecinos conocidos de la familia en el que le decía: “Tío (…) ahorita están en mi casa, las dos están sangrando, dice que sos mi tío, sos su primo y su tío (decía la niña en shock), ahora en la mañana ocurrió, no sé qué voy a hacer, se las van a llevar al hospital (por su mamá y hermana)”.

En el otro audio que la familia dio a conocer, la niña explica que su padre tomó la picota y le dio un golpe a la altura del abdómen a su mamá y a su hermana en la cabeza. “La niña vino corriendo primero donde el vecino y después me pidieron ayuda para que mi esposo lleve a la señora al hospital. Pensamos que solo estaba herida porque la niña decía que su papá la había golpeado, pero cuando entramos a su casa la escena era otra, la señora estaba en un colchón llena de sangre y su hija en el piso”, relató Mireya Justiniano, una de las primeras vecinas que vio la escena del crimen.

Ante la tragedia, Justiniano y otra persona alertaron a sus vecinos a través de su grupo de WhatsApp para que den parte a la Policía. En su desesperación ella también llamaba a la ambulancia y a la Policía pensando que aún se podía salvar a las dos mujeres.

El niño de 3 años y la de 10 aún estaban dentro de la casa y las otras dos pequeñas de 2 y 1 año llegaron la calle, por lo que Mireya decidió llevar a los cuatro menores de edad a su casa para tranquilizarlos. “La hija de 10 años es la que quedó más afectada porque quiso evitar que su papá siga golpeando con la picota a su madre. Estaba con sangre, por eso le cambié de ropa y a los niños les dimos de beber té”, refirió la mujer