“Los hombres no lloran”
Socialmente hemos reproducido el discurso de que los “hombres de verdad” no deben llorar, pues las emociones y la sensibilidad son para las mujeres o para los débiles. Las ideas represivas que la sociedad tiene sobre lo que es ser hombre. Así, muchos de ellos crecen con miedo a enseñar sus emociones y vulnerabilidad.